viernes, 13 de noviembre de 2009

Las neuronas nuevas borran los antiguos recuerdos para mantener la capacidad de aprendizaje


Con la edad, la capacidad de recordar lo que se ha hecho el día anterior suele disminuir, hasta llegar a que, en muchos casos, no se recuerda lo que se ha dicho dos minutos antes, aunque se mantienen intactos recuerdos de muchos años atrás. Falla la memoria a corto plazo, que se ha demostrado que reside fundamentalmente en una parte del cerebro, el hipocampo. Según un trabajo realizado por un amplio equipo de investigadores japoneses en ratas y ratones, este fallo está relacionado con que no se borran los recuerdos antiguos, labor que hacen las neuronas nuevas, cuya generación puede disminuir con la edad, el estrés y los factores ambientales.

Es como si el disco duro cerebral estuviera lleno y fuera preciso formatearlo para permitir el almacenamiento de nuevos recuerdos. Este resultado sugiere que cuando no hay neurogénesis (generación de neuronas) se produce un fracaso de la memoria a corto plazo porque está literalmente llena. "Podemos tener problemas para adquirir nueva información porque la capacidad de almacenamiento está ocupada por recuerdos antiguos no borrados", explica Kaoru Inokuchi, que ha dirigido la investigación, publicada en la revista Cell.

Normalmente, según esta tesis, el nacimiento de nuevas neuronas promueve la pérdida gradual de recuerdos en el hipocampo y su transferencia a otros lugares del cerebro para integrarse en la memoria a largo plazo. Aunque el trabajo se ha hecho sólo con recuerdos relacionados con el miedo, Inokuchi cree que "todos los recuerdos que se almacenan inicialmente en el hipocampo resultan afectados por este mecanismo".

Se sabía que el hipocampo es uno de los pocos lugares del cerebro donde se generan nuevas neuronas en muchas especies de mamíferos, incluido el ser humano, incluso hasta edades avanzadas, pero no se sabía exactamente lo que hacen estas nuevas células cerebrales. El equipo japonés sospechaba que es precisa la integración de las nuevas neuronas para reforzar las conexiones neuronales, pero también pensó que su incorporación puede cambiar la estructura de la información preexistente, y eso es lo que ha confirmado en los experimentos.

En las ratas, se había comprobado en experimentos anteriores que el ejercicio físico da lugar a nuevas neuronas, lo que hace disminuir la dependencia de la memoria del hipocampo. "El aumento de la neurogénesis debido al ejercicio puede acelerar la destrucción de recuerdos en el hipocampo y al mismo tiempo facilitar la transferencia de los recuerdos al neocórtex. La capacidad de almacenamiento de recuerdos del hipocampo es limitada, pero de esta forma se puede aumentar la capacidad total del cerebro", explican los investigadores.

Con este estudio se sientan las bases para examinar la relación entre la neurogénesis y la capacidad de aprendizaje, añaden. Además, quieren ver cómo la transferencia de los recuerdos de una parte a otra del cerebro los cambia: pasan de ser muy ricos en detalle y en contexto a ser más genéricos.


Fuente: elpais.com

domingo, 11 de octubre de 2009

Los adolescentes razonan como los adultos, pero aún no son maduros


Los adolescentes pueden razonar como los adultos, pero no tienen la madurez emocional propia de los mayores, revela un estudio realizado por científicos de la Temple University de Estados Unidos. Los resultados de esta investigación han sido publicados por la revista American Psychologist, de la Asociación Americana de Psicología (APA). Dado que existe durante la adolescencia un desfase entre el desarrollo de las habilidades cognitivas y de las habilidades emocionales, los adolescentes pueden tomar decisiones informadas pero carecen de la madurez emocional que les permite controlar sus impulsos, resistir a la presión social o calcular los riesgos de cualquier decisión peligrosa, explica Laurence Steinberg, el profesor de psicología del desarrollo de la Temple University y director de la investigación, en un comunicado emitido por la APA.


Momentos distintos
El análisis de Steinberg y sus colaboradores fue realizado con un total de 935 personas de entre 10 y 30 años, con el fin de establecer las diferencias que existen en diversas capacidades cognitivas y psicosociales, en función de la edad. Así, se constató que dichas capacidades alcanzan la madurez en momentos distintos de la vida.

Los participantes en el estudio realizaron diversos tests para medir su madurez psicosocial y sus capacidades cognitivas, y para establecer patrones de edad en numerosos factores que afectan al juicio y a la toma de decisiones. Las medidas de madurez incluyeron tests de control de los impulsos, de búsqueda de sensaciones, de resistencia a la presión social, de orientación futura y de percepción del riesgo. Asimismo, los tests también comprendieron mediciones sobre capacidades intelectuales básicas. No se encontraron diferencias en cuanto a madurez emocional se refiere entre los cuatro grupos más jóvenes analizados (de 10-11 años, de 12-13, de 14-15 y de 16-17).

Sin embargo, sí se encontraron diferencias significativas en este mismo aspecto entre los jóvenes de 16-17 años, con respecto a los jóvenes de 22 o más años; y entre los jóvenes de entre 18 y 21 años, y las personas de 26 años en adelante, siendo en ambos casos los mayores más maduros que los más jóvenes. No se encontraron diferencias entre hombres y mujeres.

Desfase en el desarrollo

En cuanto a las diferencias en las mediciones sobre las capacidades intelectuales, éstas aumentaron entre los 11 y los 16 años, y no presentaron aumentos después de los 16. Es decir, que ciertas habilidades cognitivas, como la de razonar lógicamente, alcanzan pronto los niveles de la edad adulta, mucho antes de que la madurez psicosocial se establezca en el individuo.

A efectos prácticos, tal y como explican los científicos en su artículo, los adolescentes son capaces de tomar decisiones como lo haría cualquier adulto si pueden pensar antes de elegir, si no se ven sometidos a la presión social o a otras influencias, y si son asesorados por personas que les proporcionan información objetiva sobre los costes y beneficios de una alternativa concreta. En este sentido, los adolescentes se desenvolverían bien tomando una decisión médica como la de abortar o no (cuando los médicos les proporcionan información para que piensen que es lo mejor para ellos) o tomando decisiones legales (en que podrían ser asesorados por especialistas). Por el contrario, en situaciones impulsivas, típicamente caracterizadas por altos niveles de emotividad o coacción social y en las que no suele haber un experto al que consultar, los adolescentes reaccionan de manera más inmadura que los adultos.
Efectos legales
La constatación de la inmadurez psicosocial de los adolescentes explicaría algunos de sus comportamientos, como los comportamientos delictivos (a menudo realizados cuando están en grupo y sin premeditación previa) o la toma de decisiones que pueden resultarles nocivas pero que suponen una recompensa inmediata. Entre estas decisiones estaría el consumo de alcohol, drogas o tabaco; la conducción temeraria o la práctica del sexo sin protección. Steinberg afirma que los resultados de esta investigación deberían ser tenidos en cuenta a nivel legal. Según el investigador, los derechos legales de los adolescentes deberían estar establecidos en función de las evidencias científicas obtenidas.

Para Steinberg, “resulta crucial comprender que los sistemas cerebrales responsables del razonamiento lógico y del procesamiento de la información básica maduran antes que los sistemas responsables de la auto-regulación y de la coordinación de la emoción y el pensamiento”.

El tratamiento legal de los adolescentes debe tener en consideración este hecho. La adolescencia supone el paso de la infancia a la edad adulta y, por tanto, es una etapa de transición de cuerpo y mente, un fenómeno biológico, cultural y social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada cinco personas en el mundo es adolescente, y que la adolescencia es la etapa que va entre los 11 y 19 años (con dos fases: la adolescencia temprana, de los 12 a 14 los años; y la adolescencia tardía de los 15 a los 19 años).

Fuente: Tendencias21.net.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Jugar a las cartas para retrasar la demencia

¿Qué hacer para retrasar el deterioro cognitivo tan temido a medida que se cumplen años? Seis son las propuestas clave: leer, escribir, jugar a las cartas, hacer crucigramas, debatir y escuchar música. Practicar este tipo de actividades para ejercitar el cerebro puede dar buenos resultados, tal y como afirma un estudio publicado en 'Neurology'.
Según los expertos, las personas que sufren demencia experimentan primero una acelerada pérdida de la habilidad cognitiva, especialmente de la memoria. Esta fase previa de declive es la que, tal y como muestran los autores de la investigación, se puede demorar simplemente leyendo o haciendo crucigramas diariamente.
¿Cómo han llegado a esta conclusión? Los investigadores analizaron la frecuencia con la que las 488 personas incluidas en el estudio (entre 75 y 85 años) participaban en estas seis formas de pasar el tiempo libre. Para cada actividad, la frecuencia diaria fue evaluada con siete puntos; varios días a la semana merecía cuatro puntos y una vez en siete días, un punto.
Aquellos que a lo largo del seguimiento (cinco años) desarrollaron demencia, 101 de los participantes, tenían una media de siete puntos en total, lo que significa que su intervención se había limitado a una actividad diaria. Diez de ellos no realizaron ninguna de estas propuestas y 11 sólo una vez a la semana.
"Observamos que por cada actividad adicional en la que el individuo se implicaba al día, la pérdida de memoria se retrasaba 0,18 años", señalan los expertos.
El retraso de este deterioro era aún mayor, de 1,29 años, cuando la persona participaba 11 veces a la semana. Así lo revelan los resultados de esta investigación, dirigida por Charles B. Hall, del Colegio de Medicina Albert Einstein (Nueva York, Estados Unidos).


El nivel educativo también influye

Participar en este tipo de 'pasatiempos' que estimulan la mente "puede ayudar a mantener la vitalidad cerebral, independientemente del nivel educativo", concluye Hall.
Varios estudios han demostrado que la formación de cada individuo está asociada con la severidad del deterioro mental. Según la hipótesis de la reserva, propuesta desde hace años para explicar el retraso de la demencia, existe un "vínculo entre el nivel educativo bajo y un mayor riesgo de padecer un proceso neurodegenerativo", tal y como señala en un artículo, publicado en 'Anales de Psicología', Marina Rodríguez Álvarez, del departamento de Psicología Clínica de la Universidad de Santiago de Compostela.

Esta experta explica que la denominada 'reserva' es como la habilidad del cerebro para tolerar mejor los efectos de la demencia y depende, fundamentalmente, de una aptitud innata y de experiencias vividas, como la educación o la ocupación laboral.

Así, "los individuos con una mayor educación, nivel ocupacional e inteligencia compensarían con mayor éxito la patología de la enfermedad por usar estructuras cerebrales o redes neuronales que no se usan normalmente en los cerebros sanos", argumenta la especialista.
Al parecer, los resultados de la investigación publicada en 'Neurology' fueron similares incluso teniendo en cuenta la formación de cada uno de los individuos. Esto significa que la educación y la práctica de determinadas actividades "son dos elementos independientes que ayudan a retrasar la pérdida de la memoria", concluyen los autores.

viernes, 31 de julio de 2009

Se aprende de los aciertos, no de los errores.

Las células del cerebro implicadas en la memoria y el aprendizaje tienen una respuesta más atinada cuando el individuo tiene un acierto que cuando comente un error, en cuyo caso apenas hay cambios en el cerebro y, por tanto, no mejora su comportamiento. Quizá sea la explicación neurológica profunda de algo tan común en esos primates que somos los humanos de caer una y otra vez en el mismo error, comentan los científicos del Massachussets Institute of Technology (MIT, en EEUU) que han hecho los experimentos. Earl K.Miller y sus colegas cuentan en la revista Neuron que han obtenido instantáneas del proceso de aprendizaje en el cerebro y que ellas muestran cómo la célula cambia su respuesta en tiempo real a partir de la información acerca de una acción correctamente ejecutada o no.

Mostramos cómo las células del cerebro hacen el seguimiento de si un comportamiento reciente ha sido exitoso o no", explica Miller. En el primer caso, cuando hay éxito, las células se ajustan mejor a lo que el animal está aprendiendo, mientras que tras un fallo no hay apenas cambio, si es que hay alguno, ni mejora el comportamiento. El objetivo de la investigación es conocer mejor los mecanismos neuronales relacionando la información del entorno con la plasticidad de las neuronas o, lo que es lo mismo, la capacidad de cambio cerebral en respuesta a la experiencia.
Los científicos han utilizado monos en el experimento, exponiéndolos a pruebas en un ordenador donde se alternaban imágenes que inducían a mirar hacia la derecha y la izquierda. Con un sistema de recompensas por los aciertos, los animales seguían la táctica de prueba y error para elegir la respuesta correcta. Un sistema de detección de la actividad neuronal permitía a los científicos rastrear sus reacciones en neuronas individuales del cerebro.
"Si el animal obtiene la respuesta correcta, se genera una señal en su cerebro que dice 'lo has hecho bien' e, inmediatamente después de una respuesta acertada, las neuronas procesan información de modo más preciso y efectivo que si está equivocada, por lo que es más probable que el mono acierte también en la siguiente prueba", explica Miller en un comunicado del MIT. "Pero después de un error no hay mejora o, en otras palabras, solo tras el éxito se produce proceso cerebral y mejora el rendimiento del animal".

Fuente: El País. com

lunes, 18 de mayo de 2009

Dormir bien mejora nuestro vocabulario

Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge revela que dormir adecuadamente por la noche permite al cerebro almacenar y recordar las nuevas palabras aprendidas durante el día.Para llegar a esta conclusión, los investigadores trabajaron con 57 voluntarios adultos a quienes se pidió aprender decenas de palabras ficticias.
Los tests para evaluar su aprendizaje revelaron que recordaban más vocabulario al día siguiente, después de haber dormido, que cuando se les preguntó unas horas después de haberles enseñado los términos.
El efecto fue mucho más fuerte en las palabras que fueron aprendidas justo antes de dormir. Según ha explicado Matt Davis, director del estudio e investigador del Medical Research Council's Cognition and Brain Sciences Unit, la explicación a este fenómeno se encuentra en el funcionamiento de nuestro cerebro.

Mientras que durante el aprendizaje inicial sólo se activa el hipocampo, que cumple un papel en la formación de nueva memoria, cuando dormimos esos conocimientos se transfieren al neocórtex, responsable del pensamiento consciente y del lenguaje. A raíz del estudio, Davis y sus colaboradores concluyen que leer cuentos a los niños antes de dormir podría mejorar su vocabulario inconscientemente. En cuanto a los estudiantes, les recomiendan repasar sus exámenes al caer la noche y después dormir profundamente para recordar mejor lo aprendido.

Los adultos también pueden aprovecharse de este fenómeno escuchando la radio (o podcasts) antes de acostarse.

Fuente: Muyinteresante.com

domingo, 29 de marzo de 2009

La "vejez" mental comienza a los 27 años

Según Timothy Salthouse, investigador de la Universidad de Virginia (EEUU), el máximo esplendor del cerebro se alcanza a los 22 años. Y al cumplir 27 la capacidad de razonamiento, la velocidad de pensamiento y la visualización espacial comienzan a reducirse.

Salthouse ha llegado a esta conclusión tras estudiar a más de 2.000 personas de edades comprendidas entre 18 y 60 años, a los cuales les asignaba la tarea de resolver crucigramas, recordar palabras y reconocer modelos en letras y símbolos. Según revela en el último número de la revista Neurobiology of Ageing, en 9 de las 12 pruebas la edad media de quienes obtuvieron los mejores resultados fue de 22 años.

En cambio, la edad en la que aparecían los primeros indicios de "envejecimiento" en velocidad mental y habilidad para resolver crucigramas era cercana a los 30. De acuerdo con el especialista, las terapias para revertir este proceso deberían ser más tempranas.Por otra parte, el estudio revela que capacidades como la memoria permanecen intactas hasta los 37 años, mientras que otras habilidades basadas en la acumulación de conocimientos crecen hasta los 60.

lunes, 2 de marzo de 2009

Hacer garabatos ayuda a concentrarse


¿Te aburres en clase y garabateas en cualquier papel que tienes a mano? Pues sin saberlo estás ayudando a tu mente a concentrarte y a memorizar lo que escucha. A diferencia de lo que se creía hasta ahora, hacer garabatos es un buena técnica para retener información que nos aburre, según un estudio llevado a cabo por psicólogos británicos.


Así lo demuestra un experimento llevado a cabo por la psicóloga Jackie Andrade, de la Universidad de Plymouth, en el que personas que hicieron garabatos durante un aburrido mensaje telefónico recordaron un 29% más de detalles del mismo que otro grupo que se limitó a escuchar.
"Esto sugiere que en la vida diaria hacer garabatos puede ser un modo de mantener la atención en una tarea aburrida en vez de una distracción innecesaria que debemos evitar", señala Andrade al comentar los resultados del experimento, publicado en la revista ´Applied Cognitive Psychology´.


Según la psicóloga, la explicación es sencilla: "la gente tiende a soñar despierta cuando escucha algo aburrido", y algo tan elemental como garabatear puede ser suficiente para poner fin a esta ensoñación sin afectar a la atención que se debe prestar a la tarea principal.
Al experimento se sometieron 40 personas a las que se hizo escuchar una cinta de dos minutos y medio con nombres de personas y lugares y se les pidió que escribieran sólo los nombres de las personas que iban a ir a una fiesta.
Se solicitó a 20 de ellas que al mismo tiempo hicieran dibujos sin prestar atención al detalle, pero a ninguno de los participantes se le dijo que se trataba de un test de memoria. Una vez finalizada la cinta, se les pidió que recordaran los ocho nombres de personas invitadas a la fiesta que habían apuntado y ocho nombres de lugares. Los que hicieron garabatos recordaron una media de 7,5 nombres de personas y lugares, frente a 5,8 los demás.

jueves, 19 de febrero de 2009

Receta para una buena memoria

¿Quieres conservar tu memoria en perfecto estado hasta los 90 años? Leer revistas y libros, jugar a juegos de mesa, realizar trabajos de alfarería y participar en eventos sociales puede reducir hasta un 50% el riesgo de pérdida de memoria en la vejez. Es la conclusión a la que ha llegado un grupo de neurocientíficos estadounidenses tras estudiar los hábitos de más de 1.300 sujetos.

En cuanto al consumo de televisión, los datos revelan que las personas que ven la tele durante menos de siete horas al día tienen un 50% menos de pérdida de memoria que aquellos que permanecen más tiempo delante de la pantalla.

Los resultados “son excitantes porque demuestra que el envejecimiento no es un proceso pasivo”, asegura Yonas Geda, coautor de la investigación y neuropsiquiatra de la Clínica Mayo en Rochester, que dará a conocer todos los detalles de su trabajo en el encuentro anual de la Academia Americana de Neurología que se celebrará el próximo mes de abril en Seattle (EE.UU.).

Fuente: Muy interesante.com

domingo, 11 de enero de 2009

Alzheimer



Una variante genética en el cromosoma X está asociada con un riesgo mayor de que las mujeres puedan padecer Alzheimer , según un estudio publicado en la revista Nature.

El análisis, hecho por Steven Younkin y sus colegas de la Clínica Mayo en Jacksonville (EEUU), señala que esta es la primera prueba de un factor de riesgo del mal específicamente en un género. Los expertos resaltan que alzheimer es un mal neurodegenerativo y es la causa más común de demencia entre los ancianos, que se caracteriza por una progresiva pérdida de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas mueren.
Una variación en el gen APOE es el único riesgo genético conocido que se repite, indican los científicos. Pero Steven Younkin y sus colegas llevaron a cabo un amplio estudio de asociación genética en personas con la enfermedad de alzheimer e identificaron una variante en el gen PCDH11X como asociada con una susceptibilidad a la enfermedad con un alto grado de relevancia estadística, agrega el artículo.


Cuando los autores analizaron los datos relativos al género, encontraron que la asociación estaba prácticamente restringida a las mujeres. El PCDH11X codifica una proteína denominada protocaderina, que es parte de una familia de moléculas que promueven la adhesión célula-célula y localizada en el sistema nervioso central.


Algunas pruebas sugieren que la protocaderina puede dividirse en una forma activa por una enzima vinculada a la aparición temprana de la enfermedad de alzheimer, resaltan los investigadores.


Fuente: 20 minutos.es