
He tenido la oportunidad de trabajar con niños, y la experiencia es maravillosa. Son muchos los niños que en esta tragedia han sido directamente afectados sobre todo aquellos que han sobrevivido y han perdido a sus padres.
Mucha gente se preocupa, y se hacen la pregunta de cómo decirle a un niño lo que ha ocurrido o que ha perdido a sus padres?
Existen una serie de recomendaciones;
- Nunca debemos mentirle: No podemos decir que el accidente no ha ocurrido o que su padre o madre se han ido de viaje y tardaran mucho en volver. Es posible que el niño se enfrente a la verdad por otras personas lo que pude ser muy doloroso.
- Decirle sólo aquello que el niño pueda entender: Hay que tener en cuenta la edad del niño y su edad de compresión.
- No dar más información que la que el niño necesite y pueda asumir.
En general, es el propio niño el que marca los límites, preguntando más o cambiando de tema.
-Siempre responder a las preguntas que nos haga el niño sobre lo que ha pasado. Cuando se trata de la muerte de alguna persona próxima, puede ser que no se atreva a preguntar, y en ese caso, aunque no pregunte, hay que decírselo.
- Explicar claramente a los niños más pequeños su condena de lo ocurrido. No se trata de asustarles, sino de que sepan claramente lo que piensas.
-Evitar que vean constantemente las imágenes de cadáveres y heridos en los medios de comunicación, especialmente en la televisión; y , cuando sea inevitable verlas, aprovecha para enseñarle a respetarlas.
¿ Cómo decírselo en caso de perdida de personas significativas?
-Buscar un lugar adecuado, cómodo, donde nadie nos interrumpa, con tiempo para hablar sin prisas.
- Habla con naturalidad, sin buscar situaciones solemnes o revestir los hechos de un dramatismo añadido.
- Comunica la noticia poco a poco, explorando lo que el niño ya conoce y lo que piensa o teme. Para las noticias mas graves se pueden fraccionar, de manera que pueda ir asimilando poco a poco, primero la catástrofe, luego que hay personas de su familia heridas y luego que han muerto.
-Asegúrate de que el niño comprenda que el fallecido no tenía elección, que no se ha muerto por propia voluntad, que no le ha abandonado ni quería irse, que la muerte ocurre sin que se pueda controlar.
-Con el tono emocional adecuado, que note que los adultos no han perdido el control. El niño puede y debe percibir que los adultos están tristes, o que lloran, que lo sienten tanto como él, pero que mantienen el control de la situación. No se pueden decir delante del niño cosas como: "yo también me quiero morir" o "¿qué va a ser de nosotros?".
-Buscar siempre, aunque resulte difícil en estos casos, algún aspecto positivo relacionado con el suceso que sirva de consuelo al niño, del tipo de "no sufrió nada", si es que estamos hablando del fallecimiento de alguien cercano en una catástrofe, o explicarle que por alguna causa se evitaron muchas más víctimas .
-Brindar siempre el mayor apoyo emocional, el niño debe sentirse apoyado y querido. Es importante expresar este apoyo al niño, adecuándose a su edad y a la confianza que tengamos con él. Los abrazos, las caricias, que pueden mostrar ese afecto en unos casos, son inadecuadas en otros.
- Ayudarle a solucionar los problemas que puede haber generado la pérdida: "¿Podré ir al mismo cole?", "¿me cambiaré ahora de casa para ir a vivir cerca de los otros abuelos?", "¿perderé a mis amigas?", "¿tendremos dinero?".
-Dando las explicaciones sobre la muerte que sean coherentes con la educación del niño y consistentes con las explicaciones que puedan darle otras personas cercanas.